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sábado, 28 de enero de 2012

Radioaficionados, una pasión que se niega a irse de Antioquia


Como en el mundo, en el departamento hay un grupo de personas inmersas en la voz y los códigos.

A pesar del auge de las nuevas tecnologías en comunicación, en Medellín existe un grupo de aficionados a la radio que se resiste a los embates del tiempo como una comunidad.
Se trata de los radioaficionados, un grupo nacional que desde hace más de tres décadas, y con la ayuda de extraños códigos, llevan una vida paralela en la que solo existe la voz.
La radioafición no es, como podría pensarse, la afición a escuchar radio. No, ésta consiste en que por medio de radios, que no son solo receptores, entrar en el espectro electromagnético y comunicarse con diferentes personas en el país e inclusive fuera de él.
Es el caso de Octavio Soto o HJ4THC, un aficionado que empezó desde pequeño cuando por azar con un wokitoki, que suelen utilizar los niños para jugar, interceptó la señal de un radioaficionado que lo introdujo en ese mundo.
"La radioafición es una cosa muy bonita. Ahora cualquier persona habla con gente de otros lados por Internet, pero en esa época poder conversar con gente de Europa o Estados Unidos era algo increíble", recuerda Soto.
En Medellín existe una organización que agremia a los radioaficionados. Es el Radio Club de Antioquia. Cuenta en estos momentos con unos 90 miembros esparcidos por el departamento.
Ellos hacen sus propias antenas repetidoras, que son las que posibilitan que las ondas de radio lleguen a otros lugares del país.
La membresía del Radio Club les cuesta a los aficionados 12 mil pesos mensuales.
Para comunicarse por el espectro existe un código formado por números y letras que identifican el país, la región, el usuario y algunas palabras fundamentales. 
Colombia se representa con HJ y HK, y Antioquia con el número 4. Las letras siguientes representan al radioaficionado. 
De este código han surgido variaciones que son utilizadas por otros grupos como taxistas, la Cruz Roja y las embarcaciones marítimas. 
HK4OTL o Jovani Mejía, un radioaficionado que, como casi todos, empezó por accidente cuando por primera vez utilizó un radio transmisor que su padre adquirió. 
"Uno de los aspectos más importantes de la radio como medio de comunicación es que es de los más efectivos a la hora de informar sobre hechos de última hora como desastres", dice Mejía.
Recuerda el desastre de Armero, en el que un radioaficionado con un equipo, desde su terraza, avisó de la avalancha mientras los otros medios estaban sin funcionamiento.
Y aunque es consciente de que los medios digitales suplantaron a la radio, y a la mayoría de los medios, Mejía dice que la radio es una pasión que él y sus compañeros no quieren dejar morir, que pretenden dejar a sus hijos y que si algún día se caen las redes digitales, la radio estará ahí para ayudar a comunicarse.

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