Durante 17 días aficionados de 17 paises vivieron duras jornadas en la isla del Pacífico.Regresaron con la ropa y los zapatos llenos de agujeros. Ni las carpas se salvaron de los rotos que en 17 días abrieron los cientos de cangrejos que les acompañaron durante la expedición, pero están felices porque lograron 194.000 contactos desde la remota isla de Malpelo, en el pacífico colombiano.
Fueron
21 radioaficionados de diferentes partes del mundo, siete de ellos
colombianos, los que lograron la hazaña denominada expedición Malpelo,
que terminó con el récord avalado por el Clublog, la autoridad mundial
para estos aficionados.
Y
es que desde el mismo momento en que llegaron, el pasado 21 de enero,
la cosa no fue fácil en la gran roca que emerge del océano, donde
comparten la agreste topografía una base de la Armada Nacional,
lagartijas, cangrejos y toda suerte de aves marinas.
"Fueron
días de intenso calor y noches de un abrumador frío. Desde instalar
los equipos para buscar el récord no fue sencillo porque se trata de un
santuario donde hay restricciones ambientales", recuerda Jorge Prieto o
HK1R, el líder del grupo.
El
reconocimiento previo del sector se hizo en noviembre y la instalación
de los equipos en diciembre, pero las tormentas permitieron instalar
solo un 90 por ciento las antenas, transmisores, generadores y redes
inalámbricas del campamento que recibió a brasileros, canadienses,
estadounidenses, alemanes, argentinos y austríacos, entre otros.
Reconocidos
radioaficionados como Robert Allphin, Glenn Jonson y Greeg Marco,
llegaron por primera vez a la isla con la expectativa de lograr las
comunicaciones.
En total
fueron diez estaciones, ubicadas en dos sectores de la isla, a través
de las cuales se lograron 194.000 contactos con radioaficionados de 211
países, 8.000 más de los que logra-ron en 2005 los expedicionarios de
la Ducie Island, en el pacífico sur.
"Fue
un trabajo agotados. Se transmitieron 24 horas al día; cada uno hizo
turnos de tres horas y descansaba otras tres horas. No se paró ni un
minuto", recordó Prieto, un ingeniero mecánico barranquillero de 50
años, quien tiene en la radio afición su principal pasatiempo.
En
ese recorrido de ondas por el mundo recibieron respuesta desde África,
Asia y cientos de lugares, mientras la página web donde reportaban sus
actividades alcanzó un millón de visitantes.
Los contactos se hicieron con comunicación de voz, Código Morse y modos digitales.
Estos
viajeros de las comunicaciones, que empezaron a trabajar la idea con
escasos recursos y donaciones desde los 2 dólares, ahora están felices
de haber sobrevivido a unos de los medios más hostiles que hayan
conocido y haber logrado tantos contactos.
Ya
en Bogotá, después de haber terminado la primera fase de su hazaña
esperan el envío de las tarjetas que llegarán de distintos rincones del
mundo como certificación de que las horas no pasaron en vano y de un
viaje que nunca olvidarán.